miércoles, 3 de octubre de 2007

Ejercicio para Maestros (Radiación de Orión)

Buen Momento, Hermanos. YO SOY una Familia de Consciencias provenientes de la constelación de Orión. Os saludamos compartiendo con vosotros nuestra Radiación.

Venimos aquí a este punto del espacio-tiempo fundamentalmente para sugeriros un ejercicio muy libre, muy espontáneo y desinhibidor. Sin embargo, antes de daros este ejercicio vamos a comentaros un poco acerca de la Luz y la Oscuridad.

La Vida es Unidad: así, todo forma parte de una misma Vida, tanto aquellas cosas que aparentan ser agradables como las desagradables. Éstas últimas, las cosas que nos parecen desagradables, no lo son por sí mismas sino que habitualmente el desagrado proviene de los prejuicios del observador. La mente de la entidad que observa proyecta determinadas “visiones” y es de ahí que los hechos se convierten en “angustiosos” o “desagradables”, no porque lo sean esencialmente por sí mismos. Por ejemplo, perder un papel (billete que llamáis dinero) o suspender un examen, no son hechos trágicos por sí mismos, pero cuando la mente se separa del Momento y proyecta un escenario negativo, entonces surgen los dramas: la simple pérdida de un papel produciendo el amargamiento de un día por no comprar lo que se quería “a tiempo”, o la apacible voz del profesor diciendo “suspendido” se convierte en una visión de futuro pesimista, como si esa mera palabra, “suspendido”, quizás incluso pronunciada melosamente, tuviera algún poder maléfico sobre la entidad que vive el acontecimiento.

Cuando una entidad se mantiene en estrecho contacto con el Momento, en el Aquí-Ahora, siente la armonía que produce la Unidad de la Vida, pues todo tiene un porqué: los hechos que atraemos son siempre valiosos. Sin embargo, cuando una entidad se distrae del Momento y comienza a proyectar, los sucesos instantáneamente se dualizan, aparece lo agradable y lo desagradable (lo neutro es sólo aquello que la entidad aún no ha clasificado, a la espera de dualizarse como agradable o desagradable). En la Visión Elevada (conectados al Momento), Luz y Oscuridad son facetas de una misma Vida, diferentes aspectos de Dios. Pero en cuanto la entidad se separa del Momento y dualiza, todo se divide y se separa, incluso los símbolos, los conceptos, las ideas. La Luz entonces fácilmente pasa a ser el símbolo que representa lo agradable, lo conocido, lo placentero, mientras que la Oscuridad pasa a simbolizar todo aquello que resulte inquietante: lo desagradable (el mal), lo desconocido (interpretado como una potencial amenaza). Esta separación crea los millones de dilemas que inquietan a los humanos, y esos dilemas no tienen una solución completamente satisfactoria desde dentro de la dualidad, pero desaparecen en cuanto la entidad vuelve a vibrar en el Momento, en el Aquí-Ahora.

Centrados en el Momento percibimos la Unidad de la Vida, donde Luz y Oscuridad son símbolos de una misma Energía. Imaginad el día y la noche. El día (la Luz) es hermoso, con la compañía amorosa del sol, la alegría de ver el fluir del río, escuchar las risas de los niños jugando, contemplar la belleza del monte iluminado por la bella luz que se filtra entre las nubes. La noche (la Oscuridad) es también hermosa, se destacan las estrellas, predomina un pacífico silencio que permite escuchar delicados sonidos, quizás podamos deleitarnos con el sonido del mismo río que veíamos durante el día, pero esta vez sintiéndolo a través del sonido del rumor de sus aguas, que suenan especialmente místicas durante la noche.

La visión anterior es afortunada y correcta, es como se percibe desde el Momento. Pero una entidad que se separa del Momento, inmediatamente comienza a dualizar y fácilmente convierte en potenciales amenazas todo lo que observa. Al dualizar, la Luz ya no es Luz ni la Oscuridad es Oscuridad (pese a todo, la entidad prefiere esa “luz”). La noche de repente se convierte en una situación peligrosa, para la mente dual todo son peligros, podrían venir ladrones o asesinos: ¡cualquier sonido lo interpreta como una posible amenaza! Ni siquiera el día es día ya, porque una mente dualizadora encontrará la manera de ver algo peligroso: o el sol quema demasiado, o el río es peligroso (¡podría uno ahogarse!), o por qué no: los ladrones también pueden actuar de día. Ciertamente, una entidad que cae en la costumbre de dualizar podría llegar a encontrarse con ladrones, pues dualizar crea limitación y pobreza, y de la limitación y la pobreza provienen los ladrones.

La entidad que se ha acostumbrado a dualizar intenta encontrar miles de remedios recurriendo a la propia dualidad. Tales remedios sólo pueden tener éxito temporalmente, si es que llegan a tenerlo. El camino que nosotros sabemos que funciona, y que por tanto os sugerimos, es reconectar con el Momento. Si no sabéis cómo, simplemente pedidle a la Vida que os eche una mano. Si estáis escuchando estas palabras, ya os la ha echado (y os la volverá a echar cuantas veces resulte preciso).

Ahora vamos al ejercicio, que no sólo sirve para refrescar vuestro sistema energético sino que también ayuda a sentir el Momento.

Como dijimos, es un ejercicio muy libre. Vosotros sois Seres Espirituales, sois Energía divina, sois Maestros y por lo tanto vamos a sugerir un ejercicio sin reglas, a la altura de Maestros. Tan sólo vamos a proponeros unas vagas ideas que vosotros mismos podéis aplicar a vuestra manera, siguiendo vuestra intuición (quién dude de tener intuición, simplemente recomendamos que actúe según le parezca correcto: esta actitud va de la mano con las intuiciones y así aprenderéis a identificarlas más claramente). Este ejercicio podéis realizarlo en cualquier momento que os parezca oportuno: no importa qué día sea, no importa que sea de día o de noche, no importa realizarlo tumbado en la cama, sentado en la silla o en un cojín, de pie, andando, paseando por el monte, con los ojos abiertos o cerrados… ¡elegís vosotros con vuestras intuiciones! También decidiréis vosotros mismos si repetiréis el ejercicio, y si es así cuándo y cómo (podéis variar cada vez). Básicamente el ejercicio consiste en expandir energía en vuestro Ser, de cualquier manera que os resulte cómoda o apropiada. En el Momento que decidáis realizarlo, vendrán ideas (intuiciones) a vuestra cabeza: quizás os fluya imaginar una Luz que envuelve todo vuestro Ser (incluido vuestro cuerpo físico, mental, etérico y emocional). Quizás fluyáis vibrando con muchas lucecitas que van chisporroteando por todo vuestro Ser. El número, tamaño y color de las luces lo improvisáis también en ese mismo momento, intuyendo lo que “va bien con el Aquí-Ahora”. Podéis optar por visualizar un Símbolo que os venga a la cabeza, y bendecir con él todo vuestro Ser. Quizás fluyáis durante todo el ejercicio con un solo elemento (una sola Luz de determinado color, o un solo símbolo) o quizás fluyáis con varios, incluso podéis sentir apropiado cambiar constantemente de uno a otro. ¡Todo lo que os fluya estará bien, sois libres! Si decidís experimentar con colores diferentes o símbolos diferentes, tratad de sentir el matiz de uno u otro. Incluso los más parecidos, tendrán su propio matiz o “sabor” y notaréis levemente la cualidad de la energía específica de cada símbolo, de cada color, de cada Radiación.

La duración del ejercicio es completamente libre, podéis sondearlo unos segundos, unos minutos, o el tiempo que os plazca mientras os sintáis cómodos con ello. Los efectos beneficiosos suceden desde el primer instante, el primer segundo. Y si decidís repetir, la siguiente vez que fluyáis con este experimento no será la “segunda vez”, sino la continuación de la primera. El tiempo se reconectará de una vez a la otra, aunque hayan transcurrido días de pausa, si así lo sabéis y así lo vivís. Esto sucede fácilmente porque hay una Unidad en lo que se hace, incluso si cada vez lo hacéis de forma diferente (siempre dejándoos fluir según vuestras intuiciones). De modo que si sabéis que es posible, vuestro Yo Superior establecerá una continuidad energética entre un sondeo y otro. Si confiáis podéis incluso sondear el ejercicio en ambientes movidos, por ejemplo mientras viajáis en autobús o caminando por la calle, si bien quizás al principio vuestra intuición os sugiera sondear en un espacio tranquilo donde os sintáis relajados.

Con la práctica y suficiente confianza, sois capaces de estar en onda, sondeando, las 24 horas del día, de forma semi-consciente, automáticamente establecido el impulso por el Yo Superior. Nuestra recomendación, no obstante, es abordarlo con ligereza: es una sugerencia de libertad, no una disciplina. Un solo segundo de sondeo de este ejercicio realizado de corazón y viviendo el Momento, es más que suficiente para que los efectos sean permanentes y equivalentes a estar amplificando energías desde toda la eternidad: en verdad es así, pues la energía siempre estuvo aquí: basta hacer click y ya tenemos todo el acceso. No requiere esfuerzo, ni disciplina, ni siquiera continuidad excepto el fluir con las intuiciones que nos hagan sentir alegres en cada Momento. No requiere ningún esfuerzo, ni tiempo, ni disciplina. Sólo la intención. Y la conexión con el Momento es el click que abre el acceso a la Vida, acceso que además es permanente.

Sentíos libres de probarlo a vuestra manera y de la manera que os acomode. Sois Maestros de Luz, despertad vuestro conocimiento y sabed que vuestro camino es alegre, espontáneo y flexible, pues no requiere de tiempo ni espacio. Sois Libres.

YO SOY

Miércoles, 3 de octubre de 2007